jueves, 26 de enero de 2017

EMPECEMOS A COMUNICARNOS CON UN LENGUAJE DIFERENTE


Existen varias razones por las cuales debemos empezar a comunicarnos diferente y este problema social surge dentro del contexto social y cultural patriarcal establecido, donde se practica un lenguaje cotidiano androcéntrico, el mismo que no es inofensivo y contribuye a reproducir una sociedad desigual, sobre el cual emerge la necesidad de contar con un lenguaje diferente donde se incluya a toda la humanidad sin ausencias, ya que inicialmente erradicaría las condiciones de inequidad social existentes.
       Las expresiones androcéntricas que se reproducen en la cotidianidad se convierten en mensajes condicionados y estereotipados, los mismos que se reproducen con contenidos inequitativos en los hábitos sociales y posteriormente se efectivizan en las prácticas, por lo tanto el accionar de la humanidad está acorde con lo que han aprendido.

            Cabe destacar que tanto mujeres como hombres tienen sus propias características psicológicas, emocionales, culturales, lingüísticas, éticas, espirituales, estéticas, pero en la práctica sus identidades no son elegidas sino más bien son asignadas por el mismo sistema patriarcal, y debido a lo antes mencionado, uno de los grandes objetivos ha sido analizar varias teorías frente a las dinámicas patriarcales, con la esperanza de encontrar miradas críticas con respecto a la naturalización del lenguaje androcéntrico.

            Además es importante considerar que esta problemática social surge al momento de comunicarse por medio del lenguaje ya que: “El lenguaje no sólo refleja y comunica los hábitos y valores de una determinada cultura sino que conforma y fija esos hábitos y valores.” (Facio y Frías, 2005: 27). Es decir los estereotipos de dominación se van naturalizando en el hábitus de las personas acorde a lo que han aprendido en el lapso de su vida y a los elementos culturales elegidos por la propia colectividad.

                Pero esta dinámica social no está establecida por leyes naturales sobre las cuales no se tenga la posibilidad de intervenir o de accionar, por lo tanto se debe buscar insumos que permitan alcanzar las posibilidades de reestructurar de alguna manera el lenguaje formal androcéntrico que se utiliza en la cotidianidad y esto sólo puede ser factible a partir de que las personas reconozcan las dinámicas diferenciadas que prevalecen en la formación de la  humanidad.