Introducir
un lenguaje inclusivo a la sociedad, es ingresar las mujeres al mundo
de lo público y ser reconocidas en lo privado…etc.; pero con sus propias
especificidades, debemos ser nombradas y mejorar las condiciones de
vida, ya que la personalidad de la mujer se juzga exclusivamente en
términos de su vida sexual[1] y no como persona diversa, con atributos,
defectos, digna de exigir derechos que por naturaleza les corresponde.
[1]
Alexandra Kollontai, Las relaciones sexuales y la lucha de clases,
Emancipaciones feministas en el siglo XXI, Ciencias Sociales, Casa
editorial Ruth, la Habana, Cuba, 2010, pag. 221

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