jueves, 22 de junio de 2017

El Lenguaje como reproductor de las dinámicas de poder.



Para analizar el poder que tiene el lenguaje, se ha procedido a analizar en primer lugar desde una perspectiva histórica, ya que la dinámica cotidiana del lenguaje es una de las características ancestralmente primordiales de la humanidad, por lo tanto es considerada una herramienta de transmisión de  ideologías, de culturas tradicionales dominantes y de continua reproducción de  visiones hegemónicas androcéntricas, instaurando poder en los diferentes procesos coyunturales.

Los  grupos dominantes en los ámbitos de la política, economía y/o cultura, son quienes se han apropiado del lenguaje y esto se determina porque son quienes han generado aquellos discursos llamados verdaderos, imponiendo las reglas que les garantice mantener el poder y además establecer identidades, doctrinas, tradiciones, prohibiciones, mitos, paradigmas,  etc.  Discursos elaborados que posteriormente han sido reproducidos en la cotidianidad por todas  las personas en las interacciones sociales.

Esto significa que las personas se han apropiado de estos discursos elaborados y posteriormente son quienes se encargan de difundir lo aprendido, generalmente por medio del lenguaje verbal.

Según Michel Foucault, “todos estamos aquí para mostrarte que el discurso está en el orden de las leyes, que desde hace mucho tiempo se vela por su aparición; que se le ha preparado un lugar que le honra pero que le desarma, y que, si consigue algún poder, es de nosotros y únicamente de nosotros de quien lo obtiene (Foucault, 1992: 4).

Entonces se puede decir que ciertos grupos sociales que tiene el poder, se han apropiado de las palabras para convertirlas en discursos pero con contenidos prejuiciosos, asumiendo por lo tanto que  es la causa del por qué la humanidad entiende que la organización de la sociedad es meramente construida en base a los diferentes procesos de desarrollo histórico y de la cultura. Sin evidenciar el fondo de los discursos que han sido elaborados para definir la construcción social.

Foucault cuando se refiere a que el discurso tiene poder expresa:
Yo supongo que en toda sociedad la producción del discurso está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por un cierto número de procedimientos que tienen por función conjurar los poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad (Foucault, 1992: 5).


La humanidad en general, tiene presente en sus imaginarios que los discursos que son transmitidos por medio del lenguaje, tienden a ser la verdad absoluta, por el simple hecho de que son reproducidos por instituciones creadas por el mismo sistema, a las que también se les ha otorgado la responsabilidad de difundir cómo está configurada la denominada estructura social. 

Y mientras más veces se van repitiendo esos discursos construidos, se han ido convirtiendo en palabras legitimadas y que posteriormente son aceptadas e incluso reproducidas sin tantos cuestionamientos, por lo tanto una vez más se establece que las personas continuarán actuando y relacionándose socialmente acorde a lo que han receptado, aprendido y difundido.

Por ejemplo, dentro de las familias utilizan palabras que enseñan mensajes con tendencia a la organización familiar piramidal, es decir nombrar al hombre (padre) quien es considerado como la persona que tiene toda la autoridad y el poder dentro de esta institución, situación que implanta esquemas diferenciados ya que las mujeres se convierten en el centro de la desigualdad social.

Sobre el tema del discurso que tiene poder, enunciado por el filósofo Michel Foucault, refiriéndose al discurso como un conocimiento que es controlado, seleccionado y redistribuido por un cierto número de procedimientos que tienen por función conjurar sus poderes y peligros, se debe empezar a tener un pensamiento crítico para comprender que los procesos sociales son producto de los discursos determinados por las estructuras de poder.

Al analizar, el poder que tiene el discurso en relación con las interrelaciones sociales, se llega a la conclusión de que el discurso al formar parte de las relaciones sociales y al ser manipulado se convierte en una problemática social, ya que se puede indagar que el sistema simplemente se olvidó y/o no le dio la importancia relevante que es diferenciar y designar a los seres humanos acorde a sus especificidades:

Era necesario que reuniera en una sola y única operación lo que el lenguaje cotidiano mantiene por separado: debe designar a la vez muy precisamente todos los seres naturales y situarlos al mismo tiempo en el sistema de identidades y de diferencia que los relaciona y los distingue unos de otros (Foucault, 1968: 139).

Esta expresión seguro debe ser porque la comunicación con el lenguaje funciona subsumido a un ritual repleto de restricciones,  como lo destaca Foucault, “es el ritual el que define la cualificación que deben poseer los individuos que hablan (y que en el juego de un diálogo, de la interrogación, de la recitación deben ocupar tal posición y definir tal tipo de enunciados)” (Foucault,1992: 24), reflexión que deja un profundo contenido, ya que el poder que tiene el lenguaje es indiscutible, por las secuelas que ha generado en el receptor que escucha y en el emisor que se expresa. 

Bajo esta perspectiva, el lenguaje por ser un instrumento reproductor de saberes, de poder y en general de las dinámicas establecidas, es que se considera que existen varios motivos por los que la desigualdad está presente en la humanidad, a esto se suma el hecho de que los actores involucrados aceptan todas las posiciones hegemónicas y tienden a resignificar todo aquello que intercambian con el lenguaje.

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